EMANUEL EL NIÑO QUE LLEGO EN TREN
POR PAOLA ALEJANDRA GONZÁLEZ ARJONA
1-A T/V
ÍNDICE
DIBUJO ……………………………………………………………………………………………………
1
INTRODUCCIÓN …………………………………………………………………………………………………….2
CAPITULO I
VERANO DE 1860 ……………………………………………………………………………………………………3
CAPITULO II
1861 ……………………………………………………………………………………………………4
CAPITULO III
ALEJANDRÍA 2900 …………………………………………………………………………………………………..5
CAPITULO IV
ALEJANDRÍA 1862 …………………………………………………………………………………………………..6
CAPITULO V
1862 ……………………………………………………………………………………………………7
CAPITULO VI
ALEJANDRÍA 2900 …………………………………………………………………………………………………..8
CAPITULO VII
ALEJANDRÍA 2901 ………………………………………………………………………………………………….9
CAPITULO VIII
ALEJANDRÍA 2902 …………………………………………………………………………………………………10
INTRODUCCIÓN
Hace como 1000 años nuestro
pueblo era distinto, nuestra gente vivía una vida difícil y caótica, nuestras cosechas
eran arrasadas por las plagas y los saqueadores.
Era difícil imaginar que llegáramos
a sobrevivir los crudos inviernos y las guerras que nuestra gente pasaría
Hoy vivimos en una sociedad
plena, disfrutamos en una democracia que nos costó lágrimas y sangre y aún
veneramos a nuestros héroes, a todos lo que dieron su vida por el bien de
nuestro pueblo, a todas pero en especial a la chispa que encendió la llama de
nuestra revolución. “Emanuel el niño que llego en tren”.
CAPITULO I
VERANO DE 1860
El ambiente es húmedo, el
sol apenas se asoma tímido entre las montañas, entra por las ventanas de los
pobladores de Alejandría y les da el buen día sacándolos de sus camas para
activar la vida.
Cada vez me cuesta más
trabajo levantarme, es difícil hasta ponerme las botas. Añoro con nostalgia mis
días infantiles cuando las plantas de mis pies besaban el suelo y corría libre
y feliz por el campo.
Mi oficio es honroso, soy
herrero en Alejandría, tal vez no sea el mejor, pero soy muy dedicado a mi
trabajo, y en estos tiempos de guerra mi oficio es muy requerido, tenemos
trabajo siempre y parece que nunca nos faltará. Esta guerra parece no tener
fin, los pueblos amenazan constantemente Alejandría para quitarnos el
territorio y no es la tierra precisamente lo que les interesa, es el oro que
abunda en nuestro subsuelo lo que ambicionan, nosotros resistimos con coraje
los embates de los enemigos, puesto que la riqueza de nuestra tierra no
disfrutamos nada. Nuestro gobierno controla tanto nuestras vidas que es
imposible hacer un patrimonio para vivir cómodo.
Aun así nuestra gente es
rica en muchos sentidos, somos cultos dentro de nuestras limitaciones, nuestras
técnicas de agricultura son buenas pero pocas veces conseguimos una cosecha
decente, son la mayor parte del tiempo arrasadas por ejecitos enemigos.
Aun así el trabajo diario
despeja la mente y valla que nos hace bien olvidar tantos problemas.
CAPITULO II
1861
Alicia era la hija menor de
don Ezequiel, uno de los pocos ricos que conocemos, es una niña hermosa en
todos los aspectos, su piel es blanca y tersa, su cabello brilla al sol, rubio
radiante hermosa como el oro que nos condena. Tiene una sonrisa cándida que te
hace sonreír al verla, un ángel en carne y hueso que conquista a quien la mira.
Está de más decirlo pero es la consentida de don Ezequiel.
Sus hermanos la aman y la
protegen en todo momento y no es solo el amor lo que los hace tener los ojos en
la pequeña Alicia todo el tiempo, es también el temor a que se lastime o que
alguna enfermedad la amenace. La tristeza de la familia es que su tesoro más preciado es tan frágil como el roció
de las flores, la hermosa Alicia sufre de una enfermedad que nadie ha podido descifrar,
algunas personas afirman que es una maldición que los enemigos de don Ezequiel
le han puesto, porque el resto de sus hijos a pesar de ser sanos no han tenido
descendencia alguna. Esto amenaza nuestras esperanzas de ver otro Alejandría,
pues don Ezequiel es un rico diferentes, es un idealista y necesitamos más
ezequieles para una Alejandría mejo.
CAPITULO III
ALEJANDRÍA 2900
Es hermoso ver Alejandría en
las mañanas, la plaza principal tiene en el centro una estatua de bronce de un
niño pequeño, un niño entre los 10 y los 12 años que lleva al hombro un morral,
las historias que se cuentan sobre nuestro héroe varían como todas las leyendas
contadas. Algunos dicen que ese niño fue un pequeño guerrero y un tanto
hechicero que guardaba 1000 pasiones en ese pequeño morral.
Otros aseguran que el niño
del morral fue el que logro curar a la hija de un poderoso personaje de
Alejandría con sus pócimas mágicas. Lo cierto es que todos tienen un poco de
cierto en sus relatos pero también todos distan de la realidad.
Espero impaciente a que de
la hora de ir a ver a mi mentor, es fascinante aprender tantas cosas, para mí
todo parece nuevo, mi mente se expande a niveles que nunca imagine, algunas
veces me asusto de ver lo que el ser humano puede crear y construir.
Toco la puerta tímidamente y
esta abre de inmediato, aparece la figura de la persona que más admiro… La “Doctora
Zen”. Es una mujer imponente y sabia que me ha enseñado cosas inimaginables. Me
hace pasas y recorro su laboratorio, una habitación enorme que en el centro
tiene una maquina enorme, un artefacto que marco mi vida y la de toda
Alejandría, la MAQUINA DEL TIEMPO de la “Doctora Zen”.
CAPÍTULO IV
ALEJANDRÍA 1862
Hoy es día de fiesta en
nuestro pueblo a pesar de que no tenemos mucho que festejar igual hacemos
adornos y un banquete modesto para todos los habitantes, como es costumbre don
Ezequiel ha sido bondadoso y ha sacrificado un borrego para nuestro deleite,
todos cantan y bailan para olvidar las penas, parecía que todo era jubilo en
Alejandría excepto en la casa de don Ezequiel, la hermosa Alicia esta grave en
casa y la familia teme lo peor, esta
situación no puede venir en peor momento puesto que su padre había acordado
con otros poderosos de Alejandría dar tregua a la guerra y planificar un
tratado que cambiara nuestras vidas, pero si la niña moría la historia cambiaría
su curso radicalmente. El caer en depresión ya ni los rebeldes sentirán el
coraje de pelear, don Ezequiel apoyaba a las causas y nos daba algo de
esperanza. Pero si esta desgracia llegaba él seguramente se marcharía olvidándose
de todos.
CAPITULO V
1862
El tren de Alejandría
llegaba cargado de lo mismo.
Es una mañana gris la estación
del tren muestra el ajetreo diario y nadie nota nada extraño en el andén, de
pronto lo vi, era un niño acompañado por una mujer, pasaban desapercibidos
entre la gente pero yo sentí algo mágico a l toparme con ellos en la salida de
la estación. Buen día les dije a ambos, el niño contesto a mi saludo y la mujer
me dijo algo que quedo en mi mente siempre “a
partir de hoy serán días mejores”; y se perdieron los dos en la calle.
El día siguiente la plaza se
llenó de gente, el alboroto era tanto que todos salieron de sus casas y se
llenaban de júbilo sin saber exactamente porque en el centro de la plaza don
Ezequiel esbozaba una sonrisa que le abarcaba el rostro. A su lado estaba la
pequeña Alicia que se veía más hermosa que nunca tomaba de la mano al niño que
había visto en la estación, don Ezequiel dio un discurso explicando la súbita mejora
de la infante agradeciendo al pequeño niño porque gracias a él su hija había sanado
de su mal y agregando que el viajero tenía un mensaje para la gente de
Alejandría.
El niño camino al frente
tomando de la mano a la pequeña Alicia. Saco de su morral un pergamino y comenzó
a leer…
“Habitantes de
Alejandría hoy es un día de cambio para todos celebren la vida
de Alicia y nunca
olviden que ella nace hoy para ustedes, para Alejandría y para
dar vida a la
revolución”.
Todos en la plaza rugieron
como nunca, agitaron sus manos y se sintieron diferentes… valientes y
revolucionarios.
CAPITULO VI
ALEJANDRÍA 2900
Mi nombre es Emanuel no soy
de este tiempo pero mi mentora me ha enseñado a adaptarme, yo tengo algunos
años aquí y ya no tengo 11 años ahora, pero puedo pasear por la plaza de
Alejandría sin que nadie lo note, pero yo mismo puedo inventar mis propias
leyendas sobre la estatua de la plaza.
Fue hace varios años cuando la
Doctora Zen llego para acercarse a mi villa, al hacer 1000 estudios de mi
sangre y convencerme de ir con ella a salvar a l mundo porque según ella mi
sangre contenía un antídoto para una enfermedad que según ella salvaría a su
gente.
CAPITULO VII
ALEJANDRÍA 2901
Alicia creció sana y fuerte y ya
era una niña normal. Alicia ingreso a la escuela ya rejuvenecida llena de salud
y alegría.
Don Ezequiel quiso celebrarlo y
una vez más ahora si teniendo que festejar organizó una fiesta sacrificando a
uno más de sus borregos que tenía.
La pequeña Alicia lucia
espectacular con su vestido nuevo que le habían obsequiado y contentos todos
los habitantes de Alejandría bailaban y cantaban sin cesar.
CAPITULO VIII
ALEJANDRÍA 2902
Viajar con la doctora Zen en su
máquina del tiempo salvando las vidas de los pobladores de diferentes pueblos
como Alejandría es maravilloso, nunca me había sentido tan bien, hasta ahora
que he viajado con la Doctora Zen.
Viajo con el deseo de salvar
vidas de pequeños casi que se encuentran enfermos como la pequeña de don
Ezequiel, la hermosa y adorable Alicia que ahora se encuentra en casa feliz y
sana bajo el cuidado de sus padres y hermanos.
Esta es la historia de mi natal
Alejandría lugar de recuerdos y leyendas.
La Doctora Zen logro convencerme
de viajar con ella para salvar al mundo
gracias a mi sangre que contenía ese antídoto.
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